Saco libros de la biblioteca
municipal con el carnet de mi padre muerto. Lo hago desde hace diez años. En el
registro civil llegan muy tarde a estas cosas. O no llegan nunca.
Se pueden sacar tres libros por usuario. Yo siempre saco seis. Cuando salgo del edificio con mis seis préstamos, llevo un rictus abstraído y sonriente, dando las gracias en silencio a mi padre por esa antología de poetas sufíes, por las últimas novelas de Michel Houellebecq o Amélie Nothomb que me llevo a casa.
Un día la bibliotecaria se dio cuenta y me dijo: «Seguro que a él también le gustaría».
Se pueden sacar tres libros por usuario. Yo siempre saco seis. Cuando salgo del edificio con mis seis préstamos, llevo un rictus abstraído y sonriente, dando las gracias en silencio a mi padre por esa antología de poetas sufíes, por las últimas novelas de Michel Houellebecq o Amélie Nothomb que me llevo a casa.
Un día la bibliotecaria se dio cuenta y me dijo: «Seguro que a él también le gustaría».
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