9/10/2021


   Tratar de llegar a la excelencia es lo que deseo en cualquier proyecto en el que me embarco, incluido mi escritura.
   La escritura no tiene más jefes que uno mismo. Cuando el proyecto es colectivo, el intento de excelencia es una continua frustración. No deseo cargar con frustraciones ajenas.
   El escritor tiene el deber estético de engendrar belleza verbal, transformar en logos lo que nuestra piel no entiende, y eso incluye la paz, la alegría, el dolor y la violencia desmesurada del mundo.
   Creo en el regocijo literario.


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