En
1992, cuando el público del festival de Reading dio la bienvenida a las L7
lanzándoles vasos de cerveza, la cantante Donita Sparks respondió arrojando un
arma muy especial a su audiencia: su tampón menstrual recién quitado.
Creo
que con este dato ya he tenido suficientes dosis de Historia del punk por hoy.
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Pienso
en épocas, en la sangre y su herencia.
A
veces imagino qué papel me hubiese tocado jugar de haber vivido, por ejemplo,
en la Roma antigua, en el Londres del XIX o en la Barcelona de la Guerra Civil
Española.
Por
fortuna, ya descansan los bisabuelos que, aterrorizados, soñaban con bombas,
pero si los ciclos de la Historia persisten, quizás vuelvan a soñar eso sus
biznietos. Porque la vida es una concordia entre el almíbar y la mierda.
Con el inesperado avance a semifinales de la selección
marroquí de fútbol en el mundial de Catar, me ha dado una fiebre filológica y
he estado una hora buscando vocablos de origen andalusí. He aprendido que la
palabra “jena”, del árabe, tiene su correspondiente en el español: “alheña”. Si
busco su etimología, viene del árabe hispano “alhínna”, y este del árabe
clásico “hinnā”. Es decir, una hermosa convivencia idiomática, un recorrido
floral en el que la nieta obtiene el mismo tinte que el abuelo.
"La vida es una concordia entre el almíbar y la mierda". Iba a añadir que, por suerte, el almíbar la inunda más que la mierda, pero visualizando globalmente lo que es la vida, no lo tengo tan claro. ¡Me encanta esa frase!
ResponderEliminarPor otro lado, lo del inesperado avance a semifinales de la selección marroquí de fútbol... Yo tampoco digo nada 😆
Gracias por tus palabras, Lola. Almíbar marroquí, mierda de fútbol... Menos mal que pasaron esos días de mundial tan confusos.
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