Esta semana, explicando en la
asignatura de Artes Escénicas la comedia nueva barroca, una alumna muy
estudiosa —y muy “lopista” ella— levantó la mano y dijo, sin atisbo de
cachondeo:
—Profe, esto lo tengo hablado con una amiga un montón de veces y hemos hecho nuestras comprobaciones. Por razones que no vienen al caso, estoy convencida de que mi familia desciende de Lope de Vega.
—Pero... Tú sabes que Lope de Vega fue muy mujeriego, ¿no?
—Sí.
—Pero muy, muy, muy mujeriego.
—Claro. Creo que una de las actrices con las que se acostó es mi tatarabuela.
—Pero... Eres consciente de que, por lógica estadística, casi la mitad de los cincuenta millones de españoles seguramente seremos descendientes de Lope, ¿no? Era el Julio Iglesias del Siglo de Oro.
—Sí. Por eso la mayoría somos así, tan barrocos.
—Profe, esto lo tengo hablado con una amiga un montón de veces y hemos hecho nuestras comprobaciones. Por razones que no vienen al caso, estoy convencida de que mi familia desciende de Lope de Vega.
—Pero... Tú sabes que Lope de Vega fue muy mujeriego, ¿no?
—Sí.
—Pero muy, muy, muy mujeriego.
—Claro. Creo que una de las actrices con las que se acostó es mi tatarabuela.
—Pero... Eres consciente de que, por lógica estadística, casi la mitad de los cincuenta millones de españoles seguramente seremos descendientes de Lope, ¿no? Era el Julio Iglesias del Siglo de Oro.
—Sí. Por eso la mayoría somos así, tan barrocos.
Quizá por eso, unos cuantos de nosotros llevamos un poeta dentro sin saberlo 😆
ResponderEliminar¿Quizás? Yo estoy convencido. ¡Jajajajaja!
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