24/9/2023

 
   A veces converso con algún bachiller sobre música pop. Ocurre porque le llama la atención la camiseta de alguna banda que llevo estampada. Las que más uso suelen ser las de Ramones, seguidas muy de cerca por The Rolling Stones, y las combino con otras de Sonic Youth, Joy Division, Mano Negra, Nirvana, The Who, David Bowie, Los Enemigos o The Beatles. Hay un momento en que, sin él saberlo, le estoy haciendo la pregunta más vertebral de la conversación.
   —Te gustan The Beatles, evidentemente, ¿no?
   —¿The Beatles? Sí, he escuchado alguna canción de ellos.
   Se encienden de inmediato todas las alarmas y me temo lo peor. ¿Qué significa «alguna canción de ellos»? De escucha obligatoria son, como mínimo, Rubber soul, Revolver, Sgt. Pepper’s, White album y Abbey Road.
   Como un pastor calvinista o, peor aún, como un imán salafista, le he ordenado que cada noche, antes de acostarse, haga un repaso de sus actos del día y, si sigue sin escuchar alguno de estos cinco discos, pida perdón al alma de George Harrison, que descansa en el Tusita, por ese hueco cultural sin llenar.

 


   Pop. Del inglés pop, abreviatura de popular. Dícese, en general, de un tipo de cultura muy asequible a las masas y de fácil difusión por los medios de comunicación modernos, con un profundo afán renovador y a veces casi revolucionario. Ay, el diccionario y su esmerada demostración de síntesis etimológica y conceptual...
   ¿Cómo se podría clasificar y estudiar la literatura, la música, el cine o el arte pop?, ¿cuáles son sus características principales?, ¿dónde tiene sus orígenes cronológicos?, ¿dónde su fin, en caso de que lo haya tenido?, ¿a qué referentes mitológicos y filosóficos se acoge?, ¿qué consecuencias sociológicas acarrea?, ¿qué asemeja o diferencia a este arte del resto de tendencias?, ¿hasta qué punto están unidas la llamada cultura de la droga y la cultura pop? O, mejor, ¿existe realmente una cultura de la droga?, ¿qué tienen que ver los perjudiciales pseudohippies y pseudorientalistas en todo esto?
   Voy a frenarme ya, porque corro el riesgo de parecerme al enloquecido profesor subrruralista de Amanece que no es poco con eso de «Las ingles en Andalucía...».
   Yo solamente sé que llevo enamorado desde los 18 años de Patti Smith y de John Cale, que siempre me pellizca en el corazón aquella canción titulada ‘Lucy in the Sky with Diamonds’ y que no tengo mucho que añadir a las respuestas que cientos de eruditos periodistas, escritores e historiadores han vertido sobre estas cuestiones al aire.

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