Día dedicado por entero a
la lectura, con bolígrafo y cuaderno a mano.
La libertad que siento al leer es esencial para mí. Es raro, pero hay ratos en los que me embarco en un sesudo estudio sin anotar nada, dejándome fluir por el encadenamiento de la investigación que me va enseñando el autor; otros en que, aunque se trate de un libro ligero, lo lleno de glosas y apostillas de tinta, lápiz o incluso color fluorescente. Una página mancillada es pura biografía.
Me adentré temprano en el sonido del pensamiento que propone José Manuel Gallardo en Casa Árbol Persona, un título con tres planos psicológicos desde los que José se proyecta. Resalto estos dos versos animistas: «Si un poema piensa en mí / me puede salvar».
A mediodía, repasando algunas páginas de La carretera, se me cruza una pregunta tan elemental como irresoluble: ¿la sociedad hace al hombre o existe una esencia humana independiente de la sociedad?
Por la tarde-noche he terminado una odisea pendiente: Pastoral americana. Me embarga una sensación parecida a la de cuando se termina un “trabajo” placentero.
Acabo de llegar a la obra de Roth tras dos décadas descansando en la estantería. Es un monumento, desde luego. Aún así, el cierre de la trama no me ha satisfecho, pero supongo que formará parte del estilo de Roth, jugando con la imprecisión argumental, una especie de sfumato narrativo. Exploraré, cuando me apetezca, La mancha humana, que es, según dicen, otro hito.
La libertad que siento al leer es esencial para mí. Es raro, pero hay ratos en los que me embarco en un sesudo estudio sin anotar nada, dejándome fluir por el encadenamiento de la investigación que me va enseñando el autor; otros en que, aunque se trate de un libro ligero, lo lleno de glosas y apostillas de tinta, lápiz o incluso color fluorescente. Una página mancillada es pura biografía.
Me adentré temprano en el sonido del pensamiento que propone José Manuel Gallardo en Casa Árbol Persona, un título con tres planos psicológicos desde los que José se proyecta. Resalto estos dos versos animistas: «Si un poema piensa en mí / me puede salvar».
A mediodía, repasando algunas páginas de La carretera, se me cruza una pregunta tan elemental como irresoluble: ¿la sociedad hace al hombre o existe una esencia humana independiente de la sociedad?
Por la tarde-noche he terminado una odisea pendiente: Pastoral americana. Me embarga una sensación parecida a la de cuando se termina un “trabajo” placentero.
Acabo de llegar a la obra de Roth tras dos décadas descansando en la estantería. Es un monumento, desde luego. Aún así, el cierre de la trama no me ha satisfecho, pero supongo que formará parte del estilo de Roth, jugando con la imprecisión argumental, una especie de sfumato narrativo. Exploraré, cuando me apetezca, La mancha humana, que es, según dicen, otro hito.
Quiero pensar que la quintaesencia de Pastoral americana está en este subrayado: «La gente suele pensar que la historia es algo que se teje a largo plazo, pero, en realidad, se te presenta delante de improviso».
Cómo se iba a imaginar Philip Roth que su filosófica frase «La gente suele pensar que la historia es algo que se teje a largo plazo, pero, en realidad, se te presenta delante de improviso» iba a dejar de ser tan filosófica poco después de morir él, con la aparición del Covid primero y luego con la guerra en Ucrania. Me imagino a su fantasma diciendo: "¿Veis? ¡Si ya lo dije yo!". 🙃
ResponderEliminarJejejeje. Así es. Yo creo que Roth tenía tanta sabiduría y experiencia vital que ya había vivido mentalmente y en sus propias carnes esas "improvisaciones" trágicas de la historia. Buen apunte, Lola.
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